La necesidad de expresarnos viene desde diferentes fuentes. Nuestra forma de ser, nuestras inquietudes, el gusto por la escritura y la lectura, la fotografía, el arte, los deportes, la naturaleza. Son motivos que nos impulsan a dejar en este espacio un rastro, una marca, una impronta.
Sin embargo, y yendo más a fondo, una "necesidad" es en realidad la ausencia de algo, un vacío, una falta. En nuestro caso, como neo-emigrantes, y habiendo abierto una brecha física entre nosotros y nuestros hijos, padres, hermanos, familia en general y amigos, la necesidad tiene caras, nombres, edades y lugares específicos. Nos hacen falta. Los extrañamos. Pero entonces, ¿Por qué decidimos irnos de nuestro país?
Para un canadiense, dejar su tierra puede que resulte uno de los pensamientos más absurdos que pueda tener. ¿Por qué?, ¿Para qué?, ¿A donde mejor que acá?... En eso podríamos incluir una exclusiva lista de lugares privilegiados, donde alguna vez estuvo el nombre de mi país: Venezuela. Para nosotros emigrar era algo inimaginable. Por lo menos, hasta mi generación. Ahora para lo más jóvenes, se ha convertido en una meta. En un objetivo de vida. Y digo para los más jóvenes, pero en realidad los no tan jóvenes también se han terminado planteado el asunto. No sin muchos temores, vacilaciones, dudas. En este último grupo nos ubicamos mi esposa y yo.
Dos años nos tomó diseñar el plan, la ruta, el tiempo, los recursos, la forma, la manera, el destino. Y al final, terminamos en otro lado, haciendo otras cosas, con recursos diferentes y en condiciones totalmente distintas. ¿Qué quiere decir eso? que el tema no era el sitio, ni los recursos, ni el clima, ni las condiciones. El objetivo pasó a ser salir de Venezuela. Lo digo con mucho dolor y pesar, pero con la voluntad y el deseo de ofrecer una oportunidad mejor a nuestros hijos, y a nosotros mismos, como nuevo objetivo de vida.
Sabemos que no somos los únicos en este predicamento. Sabemos de quienes quisieran irse y emprender una nueva vida con otros horizontes, con oportunidades de crecimiento y desarrollo. Entre ellos, nuestros hijos. Pero, ¿Cómo ayudarlos y apoyarlos económicamente desde adentro? con sueldos en Bolívares, es impensable. Con CADIVI, ni hablar. ¿Qué nos queda? Comenzar un recorrido, casi desde Cero, para forjar una nueva plataforma de sustentación. ¿A nuestra edad? NUNCA ES TARDE!
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